sábado, 27 de febrero de 2010

SUEÑO



Cerró los ojos para ver si las veía. Sin moverse, intentando apenas respirar estuvo mucho, mucho rato. Se retrasaban y eran su última oportunidad antes de recurrir a la química más trillada.
Haciendo esfuerzo para no hacer nada pasó un rato hasta que se abrió la puerta invisible y tímidamente asomaron las primeras. Apretó más los ojos, como si quisiera impedir que una luz interior las asustara. Poco a poco se relajó y entraron todas. Empezó a contarlas para no perderse ninguna.
No recuerda cuantas ovejas contó, pero no importaba. Le habían traído el sueño.

2 comentarios:

Lindamiga dijo...

Yo nunca hice eso, solía inventarme historias y debían ser muy aburridas que me dormía así. Pero es una preciosa metáfora y parece el hombre un pastorcillo que se tranquiliza al cerrar el redil.

zzzzzz felices sueños...

Carme dijo...

Gracias Lindamiga. Yo no suelo contar ovejas pero de pequeña solia contar hasta que número llegaba antes de dormirme. Nunca me acordé a que numero llegué.
Salut

Publicar un comentario