sábado, 27 de febrero de 2010

SUEÑO



Cerró los ojos para ver si las veía. Sin moverse, intentando apenas respirar estuvo mucho, mucho rato. Se retrasaban y eran su última oportunidad antes de recurrir a la química más trillada.
Haciendo esfuerzo para no hacer nada pasó un rato hasta que se abrió la puerta invisible y tímidamente asomaron las primeras. Apretó más los ojos, como si quisiera impedir que una luz interior las asustara. Poco a poco se relajó y entraron todas. Empezó a contarlas para no perderse ninguna.
No recuerda cuantas ovejas contó, pero no importaba. Le habían traído el sueño.

sábado, 20 de febrero de 2010

El Bowie


Desde que arrancó el coche para dirigirse a aquella entrevista de trabajo, Nony tuvo el presentimiento de que algo no saldría bien. Solo a un tipo como él lo podrían citar a una entrevista tan importante en la misma zona y a la misma hora en que los antiabortistas se iban a manifestar por enésima vez. Con los follones que montaban esos, temía que pasara cualquier cosa.
Se dirigía hacia la ciudad con el pensamiento de encontrar aparcamiento cerca de la zona e intentando planificar un itinerario que lo alejara del recorrido de la manifestación, cuando a escasos doscientos metros observó como el tráfico se ralentizaba y las luces rojas de freno de quienes le precedían destelleaban con insistencia.
Poco a poco se fue aproximando al lugar y vio como un autobús con una pancarta que ocupaba toda la luna trasera con la leyenda “Si a la vida” era empujado por un grupo de cabezas rapadas. Se quedó boquiabierto; los nazis esos con esa pancarta.La madre que los parió! “Si a la vida” dicen. De sus ojos como platos por la incredulidad saltó hacia el salpicadero su ojo azul de cristal, ese que encargó cuando perdió el gris que le vino de serie y se puso para así emular a su David Bowie del alma.
Ese ojo que hacía que todo el mundo lo llamara Hasky, en vez de Bowie como a él le habría gustado. Ese ojo que todo el mundo creía que había perdido de un lanzazo en un viaje a Tanzania.
La realidad era muy distinta. Nony sabía que no estaba bien eso de espíar a las mujeres, pero lo hacía. Menos aun hacerlo entre los cañaverales de puntas afiladas cercanos a aquella playa nudista. Que a un gafe como él no le está permitido el disfrute sin pagar tributo.
-Que se jodan los nazis y empujen, pensó en voz alta, mientras limpiaba el ojo con la manga de la camisa y lo recolocaba brillante en el agujero.
Por fin llegó a la ciudad, no iba mal de tiempo. Aparcó sin mayores problemas y se dirigió despacio a la cita. Al llegar frente al edificio de oficinas situado junto a la delegación del Ministerio de Sanidad, epicentro de la protesta, se encontró con la cabecera de la reunión de "pro-vidas".
Tenía que cruzar la calle y sin pensarlo mucho se lanzó al ruedo. En un segundo se vio arrastrado al medio como un manifestante más y justo al lado de un Obispo al que creía conocer de verlo en la tele. Era uno muy feo con cara de malo y de vicioso. No recordaba su nombre, pero era muy famoso.
Se le quedó mirando embobado.
El obispo se giró hacia él.
-¿Qué miras hijo?
-Nada, señor. Logró balbucear.
-Gracias por acompañarnos en ésta lucha en defensa de la vida. ¿Cómo te llamas?
-Nony, señor.
-Nony, que extraño es tu nombre.
-Bueno, es que me llamo Nonato, pero me llaman Nony.
-¡Coño! (Dios me perdone) ¿¿¿ ME ESTAS TOMANDO EL PELO, NONATO ???
-¡No grite monseñor! ¡No grite¡Suplicaba al darse cuenta de lo que se le podía venir encima.
............................TRES DIAS DESPUES..............................
-Doctor, ¿Cuándo me darán el alta?
-En unos pocos días, Nony, no seas agonías. Aun no hemos recibido el ojo de recambio, ni la prótesis dental…
fin

sábado, 13 de febrero de 2010

LA TETERA



La tetera languidece en una estantería del salón. Hecha de frágiles materiales de diseño moderno y extravagante se ha convertido en objeto de admiración. Pero su uso está prohibidoagua ya no entra en ella impetuosa salpicando de gotas todo su interior ni lame golosa sus abombadas paredes. No la calienta el fuego creador de burbujas para hacerla arder de pasión.