martes, 5 de enero de 2010

-EL ENCHUFE-


Medio quemado por el paso del tiempo el enchufe dormitaba al final de una fría pared.
Jubilado por electrodomésticos anuros e inteligentes veía pasar el mundo mientras echaba de menos el fluir de la corriente que daba luz y calor a cuanto le rodeaba.
Con nostalgia pensaba en los tiempos peligrosos y felices junto al transformador de 125. Un escalofrío se coló por sus agujeros al recordar un apagón tras la tormenta de una noche de verano.
Mientras recordaba, los inteligentes electrodomésticos resplandecían libres de hilos y le miraban con aires de superioridad como se mira a algo caduco e innecesario.
Pero el destino gira voluble y le dio otra oportunidad.
-Ahí está el enchufe- gritó alguien sosteniendo en sus manos un cable. Pertenecía a una vieja cafetera eléctrica que no sabía de inteligencias ni modernidades pero que realizaba el mejor café.
Apenas si pudo saludar a la corriente y sintiéndose otra vez útil, el enchufe aspiró por sus casi quemados orificios el aroma de una café recién hecho.

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